El juego de … ¿Quién es quién?
Se habla mucho de lo peligroso que son los tiburones, pero ellos son los que están en vías de extinción por la acción directa del ser humano.
Les propongo conocerlos…
¿Se han dado cuenta que los grandes animales tienen los ojos muy pequeños? ¿Los tienen realmente pequeños o en la inmensidad del animal parecen pequeños? Siempre me impresionó la mirada del tiburón. Esos ojos que miran siempre al vacío. Oscuros como las profundidades del mar. ¿Qué hay detrás de estas miradas? Los Tiburones son casi ciegos pero lo compensan con un sistema de poros en su cabeza y hocico, llamadas ampollas de Lorenzini, que les permite detectar las señales eléctricas emitidas por otros animales. Este sentido de electro-recepción les permite percibir el latido de otro pez a un metro de distancia, pueden detectar corrientes eléctricas inferiores a la que produce una pila pequeña y reconocer el estado del corazón de sus presas, e incluso localizarlas, aunque estén enterradas en la arena. Además, la gran mayoría de ellos tienen a lo largo de sus costados una línea de ampollas rellenas de una sustancia gelatinosa que les permite detectar cualquier movimiento que se produzca a su alrededor, incluso a unas decenas de metros. Es imposible acercarse a un tiburón sin que lo sepa.
Se considera también que tienen muy desarrollados los sentidos del olfato y del gusto. Y en cuanto a su olfato, son capaces de detectar el olor de una gota de sangre de atún en toneladas de agua. Incluso pueden localizar el rastro a varias decenas de kilómetros. Su sistema inmunológico los protege de casi cualquier cosa, siendo capaces de regenerarse y curarse.
¡Parece increíble que se llegara a creer que eran organismos anticuados por falta de evolución! Pero, finalmente se concluyó que no necesitaban modificar nada porque ya eran perfectos y ese era el motivo de su inmovilidad evolutiva. Y les digo un secreto, ¡¡¡estos órganos sensoriales son la envidia de la ciencia!!!
Repartidos por los mares y océanos del mundo existen más de 540 especies de tiburones (también llamados escualos). Pero hoy nos vamos a tirar al agua para hablar de una especie en particular, ya que en este invierno se han visto algunos ejemplares entre Ibiza y Formentera. Estamos hablando del tiburón azul, también conocido con el nombre de tintorera (Prionace glauca). Un tiburón muy cosmopolita que podemos encontrar en todos los océanos y mares del mundo, ocupando tanto la superficie de mar abierto, como las zonas costeras de aguas frías de entre 7 y 16 grados de temperatura.
Con su particular color de piel son expertos en el camuflaje: su lomo y zonas laterales son de un color azul metalizado e intenso, mientras que su vientre es de un blanco bien definido. Poseen un cuerpo estilizado y alargado con un hocico largo y cónico. Cuentan con una longitud de 2,5 metros aproximadamente y llegan a pesar unos 80 kilos. Una singularidad de esta especie es que, debido a la longitud de su nariz, su mandíbula ha tenido que adaptarse para poder morder sin problemas, ya que la parte superior de la mandíbula es capaz de proyectarse hacia adelante, de manera que para morder no necesita alzar la cabeza y, cuando sus dientes se caen, son reemplazados por otros de forma triangular con bordes aserrados. En los días templados, los tiburones azules suelen acercarse a la costa para el disfrute de nosotros, los buceadores.
Ya que hablamos de tirarnos al agua… ¿Dónde fue mi primera experiencia con tiburones? ¡Adivinen! ¿En algún bello mar del mundo? ¡¡No!! Les cuento.
Mis papás estaban de vacaciones por primera vez en España y yo vivía en ese momento en Barcelona. Se imaginarán que eran unas vacaciones soñadas, así que ávidos de conocer toodooo, cada día nos proponíamos rutas y excursiones diferentes para conocer esa hermosa ciudad. Caminando por los alrededores de la Barceloneta nos encontramos con L’Aquarium de Barcelona. Nos pareció un buen plan y entramos a conocerlo. Me sorprendí gratamente cuando nos informaron que los submarinistas con titulación en vigor tenían la oportunidad de vivir la experiencia de sumergirse en el tanque principal y bucear rodeados de peces. Nos apuntamos para el día siguiente.
Llegamos temprano por la mañana. Nos dieron una breve charla acerca de los tiburones, su comportamiento y como debe ser tu actitud frente a ellos. Una vez puesto el equipo completo, entramos en una piscina pequeña donde pude hacerme algunas fotos y despedirme de mis acompañantes que seguirían mi aventura des del otro lado del cristal. A continuación, entré una serie de túneles que me llevaron a “La Piscina”. Y ahí estaba, en un tanque de 4 millones de litros de agua y más de 5000 organismos, como morenas, meros, rayas, congrios, era fascinante la cantidad de colores que danzaban a mí alrededor. Mi buceo era lento, medido, quería que el tiempo no pasara, lo disfrutaba, y en ese preciso instante me encontré cara a cara con un tiburón toro. ¡Oh oh! ¡Cuántas sensaciones, miedo, nervios, entusiasmo, excitación y admiración! Una imagen para atesorar y que mis papás desde el otro lado del cristal pudieron capturar con su cámara.
Fue una experiencia única con sentimientos encontrados. Por un lado, la hermosa experiencia de haber compartido el buceo con ellos y por otro el tenerlos en cautiverio. Es una sensación de tristeza que se alivia al saber que fueron rescatados del mar y que sobrevivieron a graves heridas. Si volvieran a su hábitat en libertad, sus limitaciones físicas los llevarían a una muerte segura.
¡¡¡Ya conocen la respuesta, mi primer buceo con Tiburones fue en un Acuario!!!
Desde ese momento, elijo bucear con ellos en mar abierto. He viajado a decena de lugares: Tailandia, Indonesia, Islas Maldivas, Cuba, entre otros tantos lugares. Tuve la suerte de ver diferentes especies como el tiburón azul, martillo, limón, punta blanca, punta negra, nodrizas, toros… Es una sensación única e inigualable, estar flotando en las profundidades del mar y ver sus siluetas, rodearte, te hacen sentir pequeña, a su merced, hasta formar parte de ellos. ¡Increíblemente emocionante!
Pero más allá de experiencias particulares, existe una gran preocupación: su existencia y cómo protegerlos. Los tiburones son esenciales para los ecosistemas marinos porque, entre otras cosas, son los encargados del equilibrio poblacional de las especies que son su alimento y mantienen los océanos limpios mediante la eliminación de los animales enfermos. Sin embargo, son animales vulnerables debido a su reducido número de crías, su lenta maduración sexual y sus ciclos reproductivos que pueden alcanzar hasta los 22 meses, unido a la escasez de sus presas, la contaminación, la destrucción de sus hábitats y la cruel práctica del “finning”(corte de aletas de tiburón).
Por ejemplo, el tiburón arenero del Atlántico no se reproduce hasta que alcanza su madurez tras 20 años de crecimiento. La gestación de la mielga dura casi dos años y el tiburón toro tiene sólo dos crías a la vez. La realidad es que las poblaciones de tiburones no pueden reproducirse al ritmo al que son explotadas y existen pruebas irrefutables que demuestran que los tiburones están ya desapareciendo a una velocidad sin precedentes en todo el mundo.
En cuanto al “finning”, se trata de una despiadada práctica, que cercena la aleta del tiburón y deshecha el resto de su cuerpo (aunque en la Unión Europea, la práctica del «finning» no está prohibida se obliga a los pesqueros a conservar y aprovechar todo el cuerpo del animal). La aleta es un alimento muy apreciado en Asia, principalmente para hacer sopa, un plato considerado exquisito.
Hay que detener el cruel negocio del “finning” y la pesca indiscriminada de tiburones por parte de muchos países (incluido el español). Este tipo de pesca está acabando con las poblaciones de tiburones. Si no detenemos este reguero de crímenes, muy pronto, quizás en pocas décadas, perdamos al tiburón, una criatura que ha sobrevivido durante más de 400 millones de años, resistiendo el impacto climático que causó la extinción de los dinosaurios y que hoy, por culpa de la avaricia humana, estamos llevando al borde de su extinción.
¿Cómo podemos ayudar a protegerlos?
Aunque no es tarea fácil, todos podemos aportar nuestro “granito de arena” realizando las siguientes acciones:
- No pedir sopa de aleta de tiburón. Además de ser una sopa totalmente insípida, es totalmente falso que dé más vigor sexual.
- No consumir carne de tiburón.
- Concienciar y dar a conocer a nuestra comunidad que en muchos países se están pescando tiburones en peligro de extinción.
- Animar a los buceadores a que conozcan a los tiburones y a que buceen con ellos. Un aumento de los ingresos en el sector turístico del buceo puede ayudar a entender a los gobiernos que los tiburones vivos pueden ser un gran atractivo turístico y deben ser protegidos.
- Informar al público en general que el tiburón no es un asesino de humanos, sino todo lo contrario.
- Colaborar con los proyectos de protección de esta especie como el «Stop Finning» – https://www.stop-finning-eu.org/es/
Por eso es importante que:
Observes los océanos, que fijes tu mirada en el mar, siéntelo, respira… ellos nos proporcionan la mitad del oxígeno que respiramos… donde las leyendas cobran vida y la realidad se convierte en fábula. Desconocidos mundos, desconocidas historias, solo custodiadas por un furioso e indefenso mar.
Carla Villari.
Referencias:
- Wikipedia.
- Karlossimon.com
- Fondear
- Buceo Ibérico.com