Un curso fundamental para mantener la seguridad en el mar. 

Con el afán de seguir aprendiendo y creciendo como buceadora, un día decidí dejar de ser una buceadora avanzada para ser una Rescue Diver, creo que los buceadores de rescate son mucho más seguros en el agua, ya que, nos entrenan en base a la prevención de accidentes. 

Hoy quiero hablaros sobre este curso y mi experiencia como alumna en aquel entonces. 

Sin duda, fue el curso más divertido, desafiante y satisfactorio de todos los que he hecho. Éramos un grupo de 6 alumnos, todos trabajábamos, por lo que las clases eran una vez a la semana, cada sábado.  

Podría decirse que es un curso “duro” pero no sería justo, en realidad lo que se busca es que cada uno dé el 100% dentro de sus posibilidades físicas para socorrer a una persona que lo necesite y para ello nos enseñaron diferentes técnicas.  

En la etapa de Teoría, tratábamos un accidente real en cada una de las clases, veíamos cómo se produjo, qué lo causó, qué se hizo, qué falló y qué se debería haber hecho. Nos enseñaban a aplicar lógica, criterios y técnica. El material digital de PADI que usamos para el curso integra textos con imágenes y vídeos, haciendo el aprendizaje muy fácil, entretenido y dinámico. 

Nuestro instructor llamado Bigo era un ex buceador del ejército y la marina. Él, a pesar de todas sus exigencias, hacía que amaras el mar cada vez un poquito más. De todos los instructores que había tenido hasta ese momento, fue el más estricto, el más duro, pero visto en la distancia, agradezco su firmeza, su modo de transmitir toda su experiencia arriba y abajo del mar. Agradezco todas las enseñanzas que recibí de él y que me acompañaron y me acompañan en cada buceo. Sin dudas uno de mis mejores referentes. 

También teníamos entrenamiento en la piscina, donde simulábamos escenarios reales de rescate. En mi caso, podría decirse que empecé con el pie izquierdo y en vez de rescatar a mi compañero en el simulacro, terminaron por rescatarme a mí. Y no, no se trataba de un simulacro, lamentablemente. Recuerdo que había tenido un día muy largo en el trabajo, prácticamente no había comido y el vapor de la piscina climatizada terminó por hacer lo suyo. En medio del ejercicio me desmayé. ¿Pueden creerlo? Pues yo no.  Abro los ojos y ya no estaba en el agua, me habían tumbado en el borde de la piscina y tenía alrededor a mis instructores tratando de despertarme. Afortunadamente, me recompuse, seguí con el entrenamiento y resultó ser uno de mis mejores días. 

Para aquel ejercicio habían puesto una lancha neumática inflable en medio de la piscina y la práctica consistía en como subir a una persona inconsciente a la barca, sin ningún tipo de ayuda. Fue toda una destreza. 

Una vez concluidas las sesiones teóricas y todos los exámenes aprobados, llegaba el momento de poner en práctica un rescate en el mar. La segunda etapa ya estaba en marcha y los últimos detalles del viaje listos. 

El destino elegido fue Ibiza, viajamos todos juntos como si fuera un viaje de fin de curso. Disfruté mucho al compartir con instructores y divemasters sus divertidas anécdotas mientras compartíamos unos mates y experiencias de vida. 

Llegamos a Ibiza, la operadora SCUBA IBIZA, ya nos esperaba con todos los equipos listos para nuestro primer buceo grupal. Impresionada tanto por la embarcación como por los equipos, con últimos modelos en perfectas condiciones. Los instructores eran muy amables y estaban en todos los detalles, hacían que te sientas como en casa. 

Nuestro hotel estaba tan cerquita de la playa que accedíamos al mar con tal solo unos pasos. Realmente un paraíso. 

Esa noche cenamos y tempranito nos fuimos a descansar. A la mañana siguiente, y después de un rico desayuno, nos fuimos caminando hasta Scuba Ibiza. Este centro de buceo también tiene a su favor su ubicación, ya que se encuentra en un lugar estratégico para quienes llegan en avión, Ferry o en embarcaciones privadas. 

Una vez en el centro, nos dividimos de acuerdo con cada nivel. Los que iban a rendir aguas abiertas del PADI Open Water Diver, los que participaban en el curso PADI Advanced Open Water Diver, los que sólo iban a bucear y nosotros, los futuros PADI Rescue Divers. 

Si mi memoria no me falla creo que el nombre del lugar de buceo era el islote Malvin Sur, un islote caracterizado por su tranquilidad, situado dentro de la reserva marina del Freus de Ibiza, justo delante de la Playa den Bossa, una playa muy solicitada en la noche de Ibiza. El islote, en el punto de fondeo, tiene muy poca profundidad que va aumentando a medida que seguimos su pared. El fondo está cubierto, principalmente, de Posidonia oceanica, lo que le da el aspecto de un enorme jardín. El hecho de ser un islote resguardado de vientos y oleaje lo convierte en el sitio perfecto para realizar todas las destrezas y ejercicios de rescate. Estábamos expectantes con la actividad que nos habrían preparado para ese día. 

Allí estábamos, los 6 nerviosos buceadores, listos para ser «examinados». Volvimos a hacer todos los ejercicios que habíamos practicado en la piscina. Recuerdo muy bien uno de ellos. Se trataba de extraer a un buceador inconsciente y llevarlo fuera del agua. Este ejercicio consistía en primero confirmar y asegurar que el buceador estaba inconsciente, para ello teníamos que salpicarlo con el agua y llamar su atención. Luego girarlo boca arriba para invertir su posición y estabilizar su flotabilidad, para esta maniobra teníamos que quitarle el cinturón lastre e hincharle el chaleco, mientras pedíamos ayuda. Después debíamos quitarle la máscara y el regulador, y pasar a abrirle las vías aéreas para comprobar su respiración, unos 10 segundos, poniendo la cara cerca de la nariz y, al mismo tiempo, observando el pecho del buceador. Acto seguido comenzábamos con la respiración artificial y al mismo tiempo íbamos quitándole el equipo mientras lo extraíamos por completo hasta meterlo en el barco, con la ayuda de los demás compañeros de curso. Una vez terminado el repaso de los ejercicios, nos pusimos a practicar con los simulacros.  

En mi práctica, tuve que rescatar a Boti, mi instructor preferido, un hombre de 78 años, que su vida sana, completamente activa y en armonía con el azul profundo, convierte su apariencia en un hombre de 60. Mis ejercicios salieron perfectos y recibí muchas felicitaciones. Así terminó la jornada, con la satisfacción de haberlo logrado. Por la noche fuimos todos a cenar y a brindar por habernos convertido en PADI Rescue Divers. 

Aprendí que el “secreto” de este curso consiste en poder ver un accidente antes de que éste ocurra y así poder evitarlo. Pero si no puede ser evitado, aprendes a hacer un rescate efectivo, seguro y rápido con las técnicas idóneas de rescate y sin mayores problemas.  

Pasaron muchos años después de esta anécdota y hoy soy yo quien imparte este curso junto con el de primeros auxilios. Tal vez, por ser tan conservadora, responsable y llevar la seguridad al extremo, no he tenido ningún accidente. Tampoco he tenido que rescatar a alguien más allá de las demostraciones del curso. Pero es verdad que hay que estar muy atentos todo el tiempo. 

Recuerdo que, en una ocasión, estábamos con un grupo de personas procedentes de India. Les cuento que, en su mayoría no saben nadar, pero si tienen mucha valentía porque se animan a hacer cosas nuevas y a desafiar nuevos retos, como bucear. La primera de este grupo fue una chica muy simpática que, para mi sorpresa, iba bastante bien en el agua. Hicimos el bautismo de buceo, estuvimos unos 30 minutos bajo el agua y todo fue perfecto. Terminada la inmersión, la dejé en la escalera del barco, donde un compañero la recibiría y la ayudaría a quitarse el equipo. En menos de un segundo, el tiempo que tardé en acomodar mi máscara de buceo, escuché a mi compañero que gritaba porque alguien tenía problemas… Como podía ser ¿? Todo pasó en un instante. Vi como la chica se quitó la máscara, el regulador y desinfló su chaleco. ¿Porque lo hizo? No lo sabemos. Tal vez se agobió, tal vez fue un exceso de confianza, no lo sé, ella tampoco supo explicarlo. Allí estaba, hundiéndose ante mis ojos. Gracias a mi buen entrenamiento, a mis conocimientos, al estar todo el equipo pendiente, no pasó a mayores. Con solo acerarme a ella e inflar su BCD fue suficiente en este caso. 

Debido a esta experiencia vivida, que siempre la comparto para que, si tienes la oportunidad, no dudes en apuntarte a un curso de rescate PADI Rescue Diver. Estoy segura de que te dará muchas satisfacciones y además cambiará tu forma de ver el agua y la seguridad en ella. 

Te enseñará a tener buen juicio, por ejemplo, a rechazar planificaciones de inmersiones fuera de los límites de tu entrenamiento. El buceo está pensado para que sea una actividad divertida, no para jugarse la vida. Por eso los beneficios al realizar el curso serán: mejorar tus habilidades en el buceo, optimizar tu autogestión cuando bucees, podrás velar por la seguridad de otros y anticiparte a posibles problemas y, sin duda, serás un mejor compañero de buceo. Además, en este Curso PADI Rescue Diver, notarás que tu nivel como buceador aumenta considerablemente y, porque no, podría ser un paso más hacia tu carrera como buceador profesional. En las manos de los experimentados profesionales de SCUBA IBIZA, tu satisfacción estará garantizada. 

Entre curso y curso… entre buceo y buceo  … 

Observa los océanos, fija tu mirada en el mar, siéntelo, respira… ellos nos proporcionan la mitad del oxígeno que respiramos… donde las leyendas cobran vida y la realidad se convierte en fábula. Desconocidos mundos, desconocidas historias, solo custodiadas por un furioso e indefenso mar. 

Carla Villari 

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